domingo, 28 de julio de 2013

Pasión y música.

Un buen disco es aquel que te deja tan satisfecho como el mejor de los orgasmos.

Si algún crítico musical leyera mi, probablemente, pobre baremo, me dedicaría una carcajada de tales proporciones, que tendría que acallarla el propio Sauron desde la Tierra Media. Pero yo no soy una crítica musical, soy una amante de la música y como tal emito mi juicio.

Soy de esas personas que no puede entender el amor sin pasión y amo la música porque me apasiona. Y no hay nada más complaciente con esa pasión que la intensidad de la música rock y su aventajado hijo, el heavy metal. Melodía, fuerza, sentimiento. La sensualidad de la guitarra frente al desenfreno de la batería. Voz desgarrada y corazón, siempre corazón.

¿Quién no ha cerrado los ojos con el increíble solo del "Comfortably Numb" de Pink Floyd y se ha sentido tan libre como el que grita atravesando el muro?


¿Quién no ha sentido que podía escalar hacia un amanecer nuevo escuchando el "Houses of the holy" de Led Zeppelin?


¿A quién las venas no se le han convertido en cables y la sangre le ha bombeado al ritmo de descargas eléctricas con las canciones de AC/DC como ilustra su "Powerage"?


¿Acaso alguien puede escuchar el escalofriante "Black Sabbath" sin que le envuelva un halo de melancolía y desasosiego?


¿Cuál de nosotros no se ha sentido invisible como Jonathan, el ídolo carmesí de WASP?


Cuando algo sabe transmitir lo que desea decir, te apasiona, te absorbe, te emociona. Y es entonces cuando estás preparado para amar. Y es cuando amas que decides que algo merece la pena. Y ya solo puedes dejarte llevar; esperas el momento adecuado y te entregas. Le devuelves la pasión con pasión, cierras los ojos, agitas la cabeza, saltas, cantas, gritas, lloras, ríes ¡VIVES!. Y cuando abres los ojos, estás en un concierto de Iron Maiden, y al salir de allí, nunca más eres el mismo, ahora eres música por todas partes. 

  


sábado, 27 de julio de 2013

Intrablog.

El mundo gira bajo mis pies. Muchas cosas ocurren por doquier y no sé cómo quitarme de encima lo malo que me provocan o compartir la felicidad que otras me aportan. Y este es el porqué de este nuevo blog.

Mi jarra de agua lleva conmigo dos años y nos entendemos bien. Nos queremos y nos apoyamos en esos instantes en los que, escribir, es la única salida de mi eterna desesperación por escapar de mi propia cabeza a veces tan dura. Pero, aunque no se vacía para no dejarme sin ese sorbo de agua que me ofrece, tampoco se llena porque no me deja unas gotas de agua para hablar de esos temas que tanto me preocupan; su agua tiene una composición que hay que respetar para no adulterarla.

"De la Ilíada al Black Metal montada en petazetas" será el lugar donde dar riendas sueltas a mis pensamientos y emociones. Desde temas mundanos a los sentimientos que me despierta la música, pasando por pasajes históricos. Cualquier cosa cabe en mi particular ventana para respirar.

Explicado y justificado el nuevo blog ya solo queda llenarlo de palabras y echarlo a andar al mundo cibernético. Y como no soy Ovidio, ni estoy escribiendo sus "Metamorfosis", no pretendo ser inmortal gracias a que me lean eternamente, pero mientras alguien lo lea, el blog seguirá adelante.

¡Preparados! ¡Listos! ¡Ya!..... ¡Adelante blog!